SAN AGUSTÍN


SAN AGUSTÍN[1]
Haciendo una síntesis  del texto asignado, tomando como referencia a  San Agustín, traigo a colación como parte importante, la segunda parte del “análisis de Magistro” el dialogo que se genera con el Hiponense y su hijo Adeodato “hijo del pecado” el propósito de hacer de su hijo un ilustrado, no sólo en las cosas que tienen que ver con  Dios, sino también en las de los hombres: estas, como apoyo para asimilarlas de una manera más idónea entre ambas.

Seguidamente cabe resaltar la tercera parte de su obra, “Las Confesiones” en los que en resumidas cuentas el santo protagonista mantiene un diálogo con Dios, revelando sus años de inmoralidad  de juventud, atentando con la salvación de su alma. Luego el Santo habla en la cuarta parte de su obra, “La Ciudad de Dios” todo esto como causa del bien y como luz de las tres partes de la filosofía: lógica, física y ética y Cristo como “Maestro interior” en relación con Magistro, enfocándose en la iluminación Divina y coloca en referencia a Dios como verdad inmutable, necesaria y universal, es el fundamento, a través de su luz, para que el hombre conozca la verdad.

Siguiendo el hilo conductor de la lectura, iniciaremos con la incidencia de San Agustín y su hijo Adeodato, es precisamente la formación intelectual lo que conlleva al Santo preocuparse por Él. Para esto,  lo encamina  en letras, antes que en cualquier otra materia. Apoyándose en la capacidad discursiva y en la inteligencia audaz de su hijo, sigue una estructura lógica aparentemente casi dialéctica, y  es así que  conduce toda la instrucción que, en realidad se vuelve una entrañable conversación  entre padre e hijo. Es de suma importancia el interés que tiene su Progenitor, para que su querido hijo identifique los errores y así descubra  la verdad, disponiendo el espíritu y la inteligencia.
Haciendo una sinopsis  de  las “Confesiones y La Ciudad de Dios” Es preciso ver en la antropología de San Agustín, a un ser humano que simplemente aprovechó sus grandes dones que Dios le concedió: su vida humana, y pensamiento. Hombre de gran razón que analiza su propia experiencia, permitiéndole  todo aquello que su razón no le admite conocer, abriendo paso a la fe anhelosa del Dios fuente que sosiegue sus ansiedades humanas. Vemos de manera clara que San Agustín en primera instancia cristianiza  a Platón, creando de antemano una apología con la misma filosofía platónica. Este santo  es tan Inteligente que toma como referente la filosofía Platónica para poder vislumbrar la verdad en la fe Cristiana, todo esto para decir  que aunque todo Cristiano no tenga argumentos filosóficos, saben que Dios es el Creador, que le podemos conocer y que en Él hay plena felicidad.

Para concluir con esta reflexión, se tratará de llegar a una posible respuesta, de cómo la filosofía, puede servir, no tanto porque ella aporte la felicidad, sino porque nos beneficia a descubrir todos esos verdaderos  espejismos de la felicidad. Nuestras propias experiencias, nos llevan a fortalecer un pensamiento frente a las cosas que nos rodea, el mundo y  hasta el mismo hombre. San Agustín lo deja claro en sus confesiones, donde mostró su propio ser humano a una humanidad buscando el  reflejo que ha de orientar su vida. “Quien conoce la verdad conoce aquella luz y quien conoce aquella luz conoce la eternidad”.  Podríamos hacernos la siguiente pregunta. ¿Realmente Dios es la luz  en nuestra  vida?



[1] Gonzalo  Soto Posada,  Filosofía Medieval, La Patrística y los Padres de la Iglesia  (Bogotá́: Universidad Pedagógica Nacional, 2007.),336-353

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